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Manutara, el ave sagrada que aún vive en la memoria de Rapa Nui

Manutara, el ave sagrada de Rapa Nui

El manutara es el ave sagrada al que rendían culto los antiguos habitantes de Rapa Nui durante la ceremonia del Tangata Manu u hombre-pájaro que tenía lugar en la aldea ceremonial de Orongo. Conoce la leyenda y las historias que surgieron de este ave mítica.

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Leyenda del origen del manutara

Vista de los motu o islotes desde Orongo con Motu Nui al fondo donde anidaba el manutara
Vista de los islotes desde Orongo con Motu Nui al fondo

El padre Sebastian Englert, capuchino de origen alemán que residió en Isla de Pascua durante más de 30 años, estudió sus tradiciones y recopiló los mitos y leyendas que le contaban sus habitantes. Entre ellas se encuentra la historia de cómo llegaron las aves a Rapa Nui y dice así:

“Antiguamente, cuando los primeros pobladores llegaron a Rapa Nui, no existían los pájaros en la isla. En esa época vivía una bruja o espíritu llamada Hitu en la bahía de Hanga Nui cerca de Tongariki. Hitu tenía una calavera que guardaba como un tesoro en la cavidad de una roca. Un día en que el mar estaba crecido, una ola enorme arrastró la calavera y la llevó mar adentro. Hitu se lanzó al agua para recuperarla pero no logró llegar hasta ella. Aunque nadaba y nadaba la calavera flotaba entre las olas y seguía alejándose.

Así continuó Hitu nadando día y noche tras la calavera. Cuando ya estaba a punto de desistir por el agotamiento vislumbró en el horizonte las rocas del Motu Motiro Hiva (islote Sala y Gómez). Cuando la calavera llegó a la orilla del islote se transformó en el dios creador Make Make. Hitu alcanzó el islote poco después y ambos fueron recibidos por el espíritu Haua que vivía allí porque estaba destinado a cuidar a las numerosas aves marinas que habitaban en la pequeña isla.

Después de unos días de descanso, Make Make ordenó a Haua que le trajera algunas parejas de aves para llevarlos a Te Pito o Te Henua (que significa ombligo del mundo, uno de los nombres por los que se conoce a Isla de Pascua). Cuando Make Make llegó a la isla, se fue a Hanga Nui y subió al cerro Poike dónde dejó las aves en libertad para que se reprodujeran, y más tarde regresó a su islote.

Al año siguiente Make Make volvió a Te Pito o Te Henua para ver si las aves se habían multiplicado, pero descubrió, que los habitantes se habían comido todos los huevos. Entonces, furioso, recogió a los pájaros y los llevó a Vaihú, donde nuevamente las dejó en libertad para que anidaran allí. Pero lo mismo ocurrió en Vaihú, y los nativos se comieron de nuevo los huevos. Al año siguiente, Make Make, desesperado, llevó los pájaros a Vai Atare, un lugar situado en el borde del cráter del volcán Rano Kau. Allí por fin, los pobladores dejaron un nido con sólo un huevo, del cual nació el primer pájaro manutara de la isla.

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Pero Make Make, para asegurar mejor la crianza de los pájaros, volvió nuevamente el próximo año y dejó las aves en el islote Motu Nui situado frente al volcán Rano Kau. Allí las aves se multiplicaron en gran número debido al difícil acceso del pequeño islote.

Más tarde, Make Make, permitió que los isleños pudieran recoger los huevos de las aves en cierto período del año, castigando a los que los recogían en los tiempos no permitidos. Para no provocar la ira del dios, el ariki y los sacerdotes resolvieron declarar los huevos como Tapu (o tabú, es decir, prohibidos) durante los períodos de veda. Este tabú permitió la protección y el desarrollo de las aves marinas en Rapa Nui”.

Manutara, el pájaro de la suerte

Imagen del Manutara o gaviotín apizarrado de la competencia del tangata manu
Imagen del Manutara o gaviotín apizarrado

La leyenda del origen de las aves en Isla de Pascua tiene, como todos los mitos, parte de verdad. Y es que precisamente Motu Nui, junto con los islotes cercanos Motu Iti y Motu Kao Kao, es el lugar elegido para anidar por la mayor parte de las aves marinas que visitan la isla.

En los motu o islotes, anidaba también hasta hace pocos años el protagonista de nuestra historia: el manutara. Este pájaro ha sido identificado con dos clases de gaviotines y concretamente con el gaviotín apizarrado (Onychoprion fuscatus), también conocido como charrán sombrío, que llegaba a la isla cada primavera para poner sus huevos.

El manutara mide unos 40 cm, tiene la parte superior de la cabeza de color negro y el cuello y pecho de color blanco. La parte superior de las alas y el cuerpo es de un color gris oscuro por el que recibe su nombre.

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El significado de Manutara o Manu Tara es “pájaro de la suerte” en el idioma rapanui. Un nombre probablemente asociado a que su llegada coincidía con el final del invierno y el inicio de una temporada con una mayor abundancia de huevos y mayores capturas de pesca. Es posible que estas razones lo convirtieran más tarde en el centro del ritual del hombre-pájaro.

Lamentablemente, el manutara ya no puede hacer honor a su nombre porque no visita Rapa Nui desde hace varios años debido a los cambios sufridos en el frágil ecosistema insular. Sin embargo, como si la leyenda quisiera continuar, el gaviotín sigue anidando en Motu Motiro Hiva, el islote deshabitado de Sala y Gómez, situado a 415 Km al noreste de la isla y que actualmente es una reserva marina protegida. Tal vez, en un futuro próximo, un nuevo Make Make encarnado en un biólogo marino introduzca de nuevo la especie en Rapa Nui.

El culto al manutara

Varias figuras de manutara en la cueva Ana Kai Tangata
Varias figuras de manutara en la cueva Ana Kai Tangata

La importancia que tienen los pájaros en la cultura rapanui se manifiesta a través de las numerosas alusiones a las aves que se encuentran en grabados, pinturas, esculturas y leyendas a lo largo de su historia.

Esta gran relevancia tiene sentido en una isla remota y aislada como Rapa Nui, en la que no existían grandes mamíferos ni reptiles, y en la que las aves eran los únicos seres vivos cercanos a los humanos, que suministraban además una interesante fuente de proteínas en forma de carne y huevos, al mismo tiempo que plumas y huesos para confeccionar herramientas y objetos decorativos.

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Las aves marinas también indican la ubicación de los bancos de peces cuando sobrevuelan la superficie del mar en busca de alimento, lo que resultaba extremadamente útil a un pueblo que basaba gran parte de su sustento en la pesca.

No es extraño por tanto, que surgiera un culto religioso en torno a los pájaros. Existía la creencia de que las aves tenían una relación mística con los dioses, y especialmente, las aves marinas que unían la tierra, el mar y el cielo. Cada año venían del «más allá», una tierra desconocida portando mensajes de los ancestros y los espíritus.

Sin embargo se ignora exactamente cómo nació el culto al manutara y la competencia del hombre pájaro. Un culto que sustituyó la veneración de los moai por una nueva creencia cuyo ritual principal se llevaba a cabo en primavera coincidiendo con la migración de las aves marinas para anidar en Motu Nui.

La competencia del hombre-pájaro

Competidores en la Tapati Rapa Nui recreando el ritual del Tangata Manu
La competencia de pora en la Tapati Rapa Nui recuerda la carrera por el huevo del manutara

Los participantes de esta arriesgada competencia tenían que partir desde la aldea ceremonial de Orongo, descender por el acantilado del volcán Rano Kau y nadar entre tiburones y fuertes corrientes hasta el islote Motu Nui. Los jóvenes supervivientes esperarían la llegada de las aves, escondidos en cuevas, hasta que el más hábil lograra obtener el primer huevo del manutara. Después tendría que realizar el trayecto de vuelta sin romper el huevo y entregárselo al jefe de su clan, quien se convertiría en el Tangata Manu u hombre pájaro y gobernaría la isla durante un año.

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Curiosamente, aunque este ritual se centraba en el manutara, muchas de las figuras, grabados y petroglifos que representan al manutara y al tangata manu (figura mitad hombre mitad pájaro) más bien recuerdan al ave fragata (makohe en lengua rapanui) que al gaviotín. De hecho, las imágenes muestran unas aves con picos en forma de garfio y saco gular propios del pájaro fragata (Fregata minor).

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Algunos estudiosos señalan que existían cultos parecidos en otras islas del Pacífico Sur, cuyo ave sagrada era la fragata. Y creen que los primeros pobladores de Isla de Pascua que procedían de esas lejanas tierras trajeron con ellos esa idea. Pero como estas aves suelen anidar en árboles, y no eran muy abundantes en Rapa Nui, eligieron al gaviotín como sustituto de la fragata para su ritual.

En cualquier caso, la importancia del manutara para los antiguos rapanui quedó plasmada en gran parte de la iconografía presente en la isla. Posiblemente, el mejor ejemplo lo podemos encontrar en el arte rupestre de Ana Kai Tangata, una caverna situada en la costa cercana al volcán Rano Kau. En su bóveda natural se representan varias figuras de manutara de color rojo y blanco junto con dibujos de barcos.

También se han hallado representaciones del manutara en algunas losas de piedra de las casas de Orongo, en varios petroglifos grabados en las rocas, en incisiones sobre tallas de madera y formando parte de la enigmática escritura de las tablillas Rongo Rongo.

La leyenda del manutara continúa viva

El manutara es un motivo recurrente en las joyas de Maea Moana
El manutara es un motivo recurrente en las joyas de Maea Moana

Aunque se cree que la última competencia del hombre-pájaro tuvo lugar en 1867, el recuerdo del manutara aún continúa vivo. La icónica imagen que representa al manutara está presente en muchos de los recuerdos y souvenirs que se pueden conseguir en Isla de Pascua. El pájaro de la suerte aparece en preciosas joyas en forma de anillos, colgantes o pendientes pero también en pareos, polos o camisas.

Otra forma de llevar al manutara de una forma indeleble es con un tatuaje. Los magníficos tatuadores locales como Mokomae o Ataranga suelen incluir el mítico ave en sus composiciones, creando bellos diseños.

La imagen y el significado del manutara ha trascendido las fronteras de la isla, y hoy en día es el nombre elegido por varias marcas locales y foráneas para representar sus productos o servicios. Así, podemos encontrar el hotel Manutara, uno de los establecimientos clásicos de Rapa Nui; el yate Manutara, un velero de lujo que se alquila con tripulación incluida; Manutara Rugby, un equipo de rugby chileno afincado en Santiago; y hasta una marca de vino y otra de agua se han inspirado en el antiguo pájaro de la suerte.

Pero posiblemente, el nombre del Manutara nunca ha sido más adecuado que cuando se utilizó para bautizar al avión que cubrió por primera vez el trayecto entre Chile continental y Rapa Nui. Este singular evento tuvo lugar en 1951 cuando el capitán Roberto Parragué Singer y otros 8 tripulantes partieron de La Serena y cruzaron el océano abordo de un hidroavión modelo Consolidated PBY Catalina para aterrizar en el aeropuerto de Mataveri tras 19 horas y 22 minutos de vuelo. Esta heroica gesta sirvió para romper el aislamiento de los habitantes de Rapa Nui con el mundo exterior y comenzar una nueva etapa de desarrollo social y turístico en Isla de Pascua.

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1 comentario en «Manutara, el ave sagrada que aún vive en la memoria de Rapa Nui»

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