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Las cabezas de Isla de Pascua, mito y realidad de los moais enterrados

Cabezas de Isla de Pascua en volcán Rano Raraku

La imagen de las famosas cabezas de Isla de Pascua se ha convertido en un icono de la cultura popular y en el símbolo más conocido de Rapa Nui. Sin embargo, muchos parecen ignorar el hecho de que esas cabezas gigantes también tienen cuerpo y que son solo la cara más visible de los moai, estatuas que representan a los antiguos ancestros.

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El mito de las cabezas de Isla de Pascua

¿De dónde surge la idea de que los moai son sólo cabezas de piedra gigantes? No resulta fácil encontrar el origen de esta confusión, pero la influencia de impactantes fotografías, piezas expuestas en museos importantes y diseños de la cultura popular nos pueden dar la clave.

Grabados, libros y fotografías

Cabezas de Isla de Pascua en la Portada del libro Aku Aku de Thor Heyerdahl
Portada del libro Aku Aku de Thor Heyerdahl

Los primeros navegantes europeos que visitaron Rapa Nui en el siglo XVIII realizaron dibujos y grabados que mostraban estatuas completas sobre los ahu, las plataformas ceremoniales. Sin embargo, para mediados del siglo XIX ya no quedaba ningún moai en pie, debido a que habían sido derribados durante las luchas tribales que se sucedieron entre los antiguos pobladores.

Cuando a principios del siglo XX llegaron los primeros exploradores, deseosos de retratar con sus cámaras fotográficas los sitios arqueológicos de Isla de Pascua, la mayoría de las estatuas de la isla yacían sobre el suelo, rotas y olvidadas. Las únicas que permanecían en posición vertical eran las figuras que se hallan enterradas en las laderas del volcán Rano Raraku.

Esas pétreas cabezas colosales, que emergían sobre la hierba de forma insólita, atrajeron la atención de los objetivos de los visitantes. Especial relevancia tuvieron las imágenes captadas por la expedición Mana de 1914 relatada por Katherine Routledge en su libro “The mistery of Easter Island” y más aún las instantáneas a todo color que mostraban los descubrimientos del explorador noruego Thor Heyerdahl en su primera visita a la isla en 1955, recogidos en su libro “Aku Aku”.

Esas impactantes fotografías, que representaban a los visitantes como liliputienses junto a cabezas gigantes enterradas, dieron la vuelta al mundo y se asociaron para siempre al concepto mítico y enigmático que todos tenemos de la Isla de Pascua.

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Cabezas de Isla de Pascua en museos

Cabeza de moai en el Museo del Louvre en Paris
Cabeza de moai en el Museo del Louvre en Paris

Por otra parte, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, varias expediciones provenientes de Europa y EE. UU. sustrajeron por “motivos científicos” cientos de objetos históricos y piezas arqueológicas de gran valor. Entre los botines transportados en los barcos figuraban varias estatuas completas y algunas cabezas de moai, que ahora se encuentran repartidas en los principales museos del mundo.

Esas cabezas de Pascua que se exhiben a modo de trofeo en museos de París, Washington o Londres son buscadas por miles de visitantes para conseguir una foto de recuerdo.

La exposición de estas piezas, reclamadas como tantas otras por sus países de origen, ha permitido al menos un mayor conocimiento de la cultura rapanui entre el gran público.

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Las cabezas de la Isla de Pascua en la cultura pop 🗿

Cabezas de Isla de Pascua en la Portada del comic La isla de Rapa Nui del Capitán Trueno
Portada del comic “La isla de Rapa Nui” del Capitán Trueno

La figura del moai y más concretamente la representación de su cabeza hace tiempo que se ha incorporado al catálogo general de la iconografía popular.

Así, por ejemplo, podemos encontrar las cabezas de moai de Rano Raraku en las portadas de comics juveniles como “La isla de Rapa Nui” del Capitán Trueno o en “Mata-Ki-Te-Rangi” de Ogú y Mampato.

También se han creado una multitud de objetos, algunos de dudoso gusto, que representan infinitas variaciones de las cabezas de Pascua. Figuras decorativas, estatuas de jardín, accesorios para acuarios, lámparas, botellas de licor o juguetes son solo algunos de ellos.

Por último, no deja de sorprender el protagonismo de las antiguas cabezas rapanui en las modernas producciones digitales y audiovisuales. Videojuegos como Arkanoid, Gradius o Fortnite incluyen cabezas de moais en sus aventuras; el personaje Calamardo de la serie Bob Esponja vive en una casa con forma de cabeza de moai y hasta existe un emoji o emoticono de un moai 🗿 que se utiliza en las redes sociales.

Este incesante influjo mediático sigue reforzando la imagen de las cabezas de piedra gigantes como alegoría de Isla de Pascua. A continuación veremos que secretos esconden.

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Las cabezas de Rano Raraku

Cabezas de moai en la ladera del volcán Rano Raraku
Cabezas de moai en la ladera del volcán Rano Raraku

A parte de las estatuas que permanecen aún sin extraer en las canteras de toba del volcán Rano Raraku, más abajo, en el área inferior de la ladera aparecen decenas de figuras.

Unas cuantas se encuentran tumbadas, caídas de frente y varias presentan fracturas. Pero la gran mayoría aún permanece de pie en el mismo lugar donde fueron instaladas hace cientos de años.

Rano Raraku fue el único lugar de la isla que conservó estatuas erguidas, después de que todas las demás fueran derribadas de sus plataformas, durante los conflictos entre clanes que tuvieron lugar hace casi 300 años.

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Rano Raraku, la cantera de los moai de Isla de Pascua

A lo largo de la base de la ladera exterior, entre la entrada al cráter y el extremo que da al mar, se encuentran unas setenta estatuas prácticamente terminadas. Dentro del cráter, también hay más de 40 imágenes que se concentran en la ladera sur que circunda la laguna.

Llama la atención el desorden en el que aparecen las estatuas, dispersas al azar en grupos. Solo unas pocas se encuentran en la llanura cerca del pie de la montaña y todas sin excepción están de espaldas al volcán.

Antes del descubrimiento de Routledge, estas estatuas se consideraban formadas solo por una cabeza, un cuello y la parte superior del tórax. Y es que muchas de ellas están enterradas hasta los codos o el cuello; de algunas solo se ve la parte superior de la cabeza y seguramente un buen número permanecen ocultas bajo tierra.

Se pensaba que con el paso de los siglos, grandes cantidades de rocas, tierra y restos de las canteras superiores habían sido arrastrados por las lluvias sepultando las estatuas en mayor o menor medida.

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Moais desenterrados, aclarando el misterio

Moais desenterrados por Katherine Routledge durante la expedición Mana de 1914
Moais desenterrados por Katherine Routledge durante la expedición Mana de 1914

Las primeras excavaciones de los moais enterrados en la ladera del Rano Raraku fueron realizadas por Katherine Routledge en 1914. La arqueóloga británica decidió desenterrar hasta 30 estatuas para arrojar algo de luz sobre las misteriosas cabezas gigantes.

Las expediciones lideradas por Thor Heyerdahl en 1955 y 1986, y más recientemente los trabajos llevados a cabo por la arqueóloga norteamericana Jo Ann Van Tilburg a través de su programa Easter Island Statue Project (EISP) completaron  las investigaciones de Routledge.

¡Las cabezas de Isla de Pascua tienen cuerpo!

El arqueólogo Arne Skjølsvold junto a una cabezas de Isla de Pascua desenterrada en Rano Raraku durante la expedición noruega de 1955
El arqueólogo Arne Skjølsvold junto a un moai desenterrado en Rano Raraku en 1955

Tras eliminar varias capas de sedimentos, los arqueólogos descubrieron que las figuras escondían un torso completo sin piernas, con los brazos pegados al cuerpo y unas manos de largos dedos que descansan sobre un vientre ligeramente abultado. Diferentes mediciones revelaron que en algunas estatuas la longitud de la cabeza correspondía casi a un tercio de la altura total.

La parte enterrada de los moai, protegida de los efectos de la intemperie, se había conservado mucho mejor que la parte expuesta. La superficie presentaba un aspecto pulido y tenía el color amarillento original de la toba volcánica.

En la mayoría de las figuras desenterradas se han encontrado enormes cantidades de cinceles de tallado, llamados toki en lengua rapanui,  trozos de piedra pómez (punga) y cantos rodados de playa (maea poro) usados para pulir la superficie. También se hallaron algunos huesos humanos junto a las estatuas y en las cercanías de las mismas, por lo que no se descarta que fueran lugares sagrados de inhumación.

Tras observar detenidamente las bases de las estatuas, tanto Routledge como Van Tilburg llegaron a la conclusión de que la mayoría de las figuras enterradas fueron colocadas con la intención de quedarse en su lugar de forma permanente y no para ser transportadas a las plataformas.

Por otra parte, aunque es evidente el efecto natural en la acumulación de material procedente de las canteras superiores, no cabe duda de que las estatuas fueron rellenadas a propósito por los antiguos rapanui. El motivo de tamaño esfuerzo es aún incierto. Tal vez quisieran ocultar el lugar de un rito funerario, proteger las figuras de una posible profanación o simplemente asegurar la posición vertical de las mismas sobre el terreno.

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Grabados y petroglifos con curiosos diseños

Diferentes petroglifos sobre la espalda de un moai desenterrado
Diferentes petroglifos sobre la espalda de un moai desenterrado | Imagen: EISP

Los expertos piensan que después de separar las estatuas de las canteras del volcán, éstas se movían ladera abajo y se colocaban de pie para ser finalizadas. Una vez puestas las figuras en posición vertical, los escultores trabajaban la espalda para retocar la quilla sobrante y darle forma plana.

Algunas estatuas presentan un tallado tosco con manos, orejas o cuellos aún sin terminar. Otras están modeladas cuidadosamente con las orejas claramente delineadas, el cuello diferenciado de la espalda y una línea incisa que indica la columna vertebral.

En varias de las estatuas desenterradas se han descubierto unos grabados muy interesantes en la espalda. Estos diseños son similares a los encontrados en las figuras del Ahu Nau Nau, en el famoso moai Hoa Hakananai’a que se exhibe en el Museo Británico de Londres y en pequeñas tallas de madera (moai tangata).

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el moai Hakananai’a, el amigo robado de Rapa Nui

A la altura de la cintura de estas imágenes más elaboradas, se muestra una especie de cinturón o faja representada por tres bandas en relieve. Este cinturón está rematado en la parte superior por uno o dos anillos y debajo de él hay un dibujo en relieve en forma de M. Se cree que este adorno conocido como maro es una representación del hami o taparrabos, la prenda de vestir más básica y común entre los antiguos rapanui.

Además de este singular ornamento, muchos cuerpos están decorados con una serie de petroglifos o grabados más toscos que probablemente no fueron realizados por los artistas originales sino en una época posterior.

Los motivos más frecuentes son unos grabados en forma de media luna creciente que recuerdan al reimiro, un símbolo de autoridad, aunque también pueden representar un tipo de canoa llamada vaka.

Los cuellos de algunas estatuas están cubiertos por unas bandas verticales ondulantes. Este trazado formaba parte de los antiguos diseños de los tatuajes rapanui y que todavía puede verse en las representaciones de takona actuales.

Por último, también se han hallado otros grabados únicos como un petroglifo de Make Make, el dios creador de Rapa Nui, simbolizado por una máscara de grandes ojos o un barco con tres mástiles, posible recuerdo de las visitas de los navegantes europeos.

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Cabezas de Isla de Pascua con nombre propio

Todos los moai enterrados dan la espalda a la montaña
Todos los moai enterrados dan la espalda a la montaña

La apariencia física de los moai que salieron de las canteras de Rano Raraku sigue un patrón claramente definido. Esta estética bastante similar hace que parezcan todos iguales, pero no es así. Precisamente aquí, con tantas figuras para poder comparar, se observa que cada moai tiene rasgos únicos que le dan su propia personalidad y que lo diferencian de los demás.

Esos detalles únicos ligados a su historia particular, hicieron que antiguamente cada estatua tuviera su propio nombre. Algunos estaban relacionados con los autores de la obra, pero otros hacían referencia a alguna peculiaridad de la imagen o del lugar donde estaba. Lamentablemente, el paso del tiempo ha borrado el recuerdo de casi todos, pero aún se conserva el de unos pocos elegidos. Vamos a conocer los nombres de algunas cabezas de Isla de Pascua.

Moai Piro Piro

La enorme cabeza del moai Piro Piro
La enorme cabeza del moai Piro Piro

El Moai Piro Piro es una de las imágenes más famosas y difundidas de la isla. Se encuentra en los primeros metros del sendero principal que recorre la cantera, como queriendo dar la bienvenida al visitante. Su nombre significa «mal olor», pero no porque la estatua huela mal, sino porque parece que su prominente nariz hace un gesto de disgusto ante un fuerte aroma.

Esta singular estatua se distingue también porque su enorme cabeza de 4 metros se proyecta hacia delante de los hombros, mostrando una “mala postura” como si estuviera un poco jorobado. Y si se presta atención a la parte derecha de su cuello, todavía se pueden leer algunas letras de la palabra “Baquedano”. Esta profanación, en forma de antiguo grafiti, fue realizada por los marinos del Buque Escuela General Baquedano en uno de los 20 viajes que realizó a la Isla de Pascua a principios del siglo XX. Esta inscripción hizo que al moai Piro Piro se le conociera también con el nombre de moai Baquedano.

Pero además de estos peculiares detalles, Piro Piro destaca entre las demás estatuas por sus enormes dimensiones. El explorador Thor Heyerdahl excavó en el suelo del moai y descubrió que la parte enterrada del cuerpo medía casi dos veces la altura de la cabeza visible. Sumando ambas partes, la longitud total alcanzaba los 11 metros, lo que convertía a Piro Piro en el moai más grande jamás extraído de la cantera y puesto en pie.

Este descubrimiento relegó a la segunda posición al moai Paro del ahu Te Pito Kura, que con sus casi 10 metros de altura sigue ostentando el récord del moai más alto jamás levantado sobre una plataforma ceremonial.

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Moai Hinariru

Moai Hinariru a la derecha, una de las estampas más clásicas de Rapa Nui
Moai Hinariru a la derecha, una de las estampas más clásicas de Rapa Nui

Otra de las estrellas de Rano Raraku es el moai Hinariru o Hina Riru. Su fama compite con la de Piro Piro, y es que la imagen de Hinariru, junto a la de su anónimo compañero, se ha reproducido ampliamente en guías de viaje, libros y promociones turísticas, convirtiéndose en uno de los iconos más reconocibles de Rapa Nui.

Hinariru permanece enterrado hasta el pecho y su parte visible alcanza una altura de 4 metros. Su arquetípica figura, muy bien conservada, presenta un tallado delicado y una superficie muy pulida. El rasgo principal de Hinariru es que su cabeza se inclina ligeramente hacia su izquierda. Una pose bastante inusual, ya que por lo general el rostro permanece recto y alineado con el eje central de las figuras. Este es el motivo de que a Hinariru también se le conozca como el moai del “cuello torcido”, aunque en opinión de muchos esta postura le da un aspecto más elegante y natural que a los demás.

Moai Ko Kona He Roa

A la derecha el moai Ko Kona He Roa con un barco grabado en su torso Rano Raraku Isla de Pascua
A la derecha el moai Ko Kona He Roa con un barco grabado en su torso

El moai Ko Kona He Roa es una estatua que estaba hundida hasta los hombros pero fue desenterrada durante la expedición noruega de Thor Heyerdahl. Cuando excavaron la tierra descubrieron un petroglifo grabado en su pecho que representa un antiguo barco europeo de tres mástiles con velas cuadradas. En la parte inferior, en lo que pareciera que es el ancla del barco se aprecia la figura de una tortuga.

Este peculiar grabado que parece fuera de lugar, se relaciona con otras figuras de barcos encontradas en las casas de Orongo y en las pinturas de la cueva Ana Kai Tangata. Los investigadores sugieren que durante cierto período de la historia los isleños consideraron a los visitantes europeos como mensajeros del más allá, llegando y desapareciendo en el océano al igual que las aves migratorias, a las que rendían culto.

En Rano Raraku, muchos moai presentan grabados que se hicieron en un periodo posterior a la fase de construcción de las estatuas. Algunos se relacionan con la ceremonia del hombre-pájaro, pero también se encuentran símbolos jerárquicos como el reimiro, canoas polinesias, y divinidades como Make Make.

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Diferencias entre los moais enterrados y los de los ahu

Cabezas de Isla de Pascua enterradas en el volcán Rano Raraku
Varias cabezas de moai emergen en la ladera del Rano Raraku

Después de examinarlos atentamente, se han observado varias diferencias entre los moai enterrados en Rano Raraku y las que se encuentran en los ahu o plataformas ceremoniales.

En primer lugar, parece que el tamaño medio de las que se hallan en el volcán es de unos 6 metros, superando los 4 metros que miden los moai trasladados.

También tienen un perfil y un acabado más fino y cuidado, con narices más prominentes y puntiagudas, y ninguna de ellas llevó nunca un pukao sobre su cabeza, los tocados de escoria roja procedentes de Puna Pau con los que se remataban los moai de las plataformas.

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los pukao, los tocados de las estatuas moai

A las figuras de la cantera no se les talló la cuenca del ojo, en su lugar aparece un plano liso continuo que desciende desde la ceja hasta la mejilla. Parece que el tallado de las cuencas estaba reservado para los moai que se elevaban sobre las plataformas, finalizando su acabado con la instalación de un ojo de coral que transmitía a la estatua el poder místico de los antepasados llamado mana.

Un último detalle importante reside en la base de los moai enterrados. En algunas ocasiones se han encontrado estatuas cuyas bases tienen forma de estaca, como si las hubieran tallado así para facilitar su penetración en el terreno. Esto demuestra la tesis de Routledge y Van Tilburg de que la intención era que quedaran “plantadas” allí de forma permanente, en lugar de ser transportadas a las plataformas.

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Rano Raraku, una cantera sagrada y fértil

Vista general del volcán Rano Raraku
Vista general del volcán Rano Raraku

Se desconoce realmente el motivo de dejar instaladas en las faldas de la cantera tal cantidad de estatuas en posición vertical. Tal vez fuera una alternativa más sencilla y económica para algunos grupos que trasladar las estatuas a los ahu, o es posible que ya no quedasen suficientes recursos materiales en forma de cuerdas y maderos para poder moverlas. Aun así, las familias continuaron honrando la memoria de sus difuntos erigiendo estatuas en su honor.

Los últimos estudios desarrollados por el equipo de Jo Anne Van Tilburg han confirmado la existencia de cultivos de plátano, taro y camote (batata) desde el siglo XIV hasta el siglo XIX en las laderas de Rano Raraku. En su opinión, además de servir como cantera para extraer y tallar las estatuas, el volcán también era un área agrícola productiva. Los antiguos habitantes creían que las estatuas podían aumentar la fertilidad del terreno, por lo que la clases dirigentes ordenaban erigirlas a los maestros talladores.

La arqueóloga estadounidense opina que: «Los moai verticales de Rano Raraku fueron retenidos en su lugar para garantizar la naturaleza sagrada de la cantera misma. Los moai fueron fundamentales para la idea de fertilidad y, en la creencia rapanui, su presencia aquí estimuló la producción de alimentos agrícolas».

Este estudio considera el volcán como un lugar más complejo que aglutina la fertilidad del suelo, la agricultura, la explotación de canteras y la naturaleza sagrada de los moai.

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