Ahu Nau Nau, los moai de Anakena

La visión del Ahu Nau Nau enmarcado entre las palmeras, la blanca arena y el azul turquesa de la exótica playa de Anakena es, sin lugar a dudas, una de las más hermosas que se pueden tener en Isla de Pascua. El aporte humano a lo largo de la historia, sumado a la belleza natural de esta pequeña bahía, han creado un escenario polinésico de ensueño.
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El Ahu de Anakena, lugar de reyes

El Ahu Nau Nau está situado a unos 150 metros hacia el interior de la tranquila orilla de la playa de Anakena. Desde allí domina la perspectiva de este mágico lugar que es considerado como la cuna de la historia y la cultura de Isla de Pascua. Fue aquí donde, según la tradición oral, establecieron su residencia los jefes de alto rango del poderoso clan Miru, y donde el primer rey de la isla, el Ariki Hotu Matu’a, desembarcó con sus hombres y estableció el primer asentamiento que dio origen a la cultura Rapa Nui.
Las diversas excavaciones arqueológicas desarrolladas en Anakena revelaron que hubo al menos tres periodos de construcción en este ahu.
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La fase más antigua , denominada Nau Nau I, se cree que data del año 1100 d.C. Le siguió una fase intermedia, Nau Nau II, entre los años 1190 y 1380 d.C. y por último una última fase conocida como Nau Nau III con una fecha estimada entre el 1300 y el 1400 de nuestra era.

No obstante, se han encontrado evidencias de que el primer asentamiento en Anakena puede ser anterior en unos 200 o 300 años a la primera construcción del ahu. Estas pruebas demostrarían que Anakena sería una de los lugares habitados más antiguos de la isla, vinculando de este modo la historia y la leyenda.
El Ahu Nau Nau es conocido históricamente como Ahu Ature Hoa, y según la tradición, aquí estaría enterrada Vakai, la esposa de Hotu Matu’a. Parece que el nombre por el que le denomina actualmente, podría estar asociado al Naunau o nau opata un arbusto ahora extinto de la familia del sándalo. Esta planta, cuya madera aromática se utilizaba antiguamente para confeccionar un perfume, también daba un nutritivo fruto en forma de nuez. Según la leyenda, el primer ariki Hotu Matu’a y sus seguidores habrían traído estas nueces desde su tierra natal para alimentarse durante los primeros meses en la isla.
Las estatuas mejor conservadas de la isla

Ahu Nau Nau es la plataforma más elaborada y mejor conservada de las tres que se levantaron en Anakena. Cuando se derribaron las estatuas durante los enfrentamientos entre los diversos clanes de la isla, éstas quedaron semienterradas en la arena de la playa, lo que permitió que estuvieran más protegidas de la erosión que las demás.
Los trabajos de restauración llevados a cabo entre 1978 y 1980 por el equipo liderado por el arqueólogo rapanui Sergio Rapu, le devolvieron su antiguo esplendor y lo convirtieron en uno de los sitios arqueológicos más atractivos de la isla.
Actualmente se puede observar una reconstrucción que correspondería a la última fase histórica del ahu, denominada Nau Nau III. Consiste en una plataforma de unos 60 metros de largo por 12 de ancho. Sobre ella se levantan siete estatuas. Las primeras cuatro desde la izquierda se presentan prácticamente intactas y están coronadas con un pukao, el tocado o moño fabricado de escoria roja volcánica proveniente de la cantera de Puna Pau. Estos moai, junto a uno en Tongariki y el del Ahu Ko Te Riku en Tahai, son los únicos en toda la isla que portan un pukao.
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El quinto moai está igualmente muy bien conservado pero le falta el pukao, el sexto le falta la cabeza y el séptimo, apenas muestra medio torso.

La superficie de las estatuas, que son bastante uniformes y estilizadas, está muy pulida y los rasgos del rostro, la nariz, las orejas y las manos están finamente tallados y son algo más puntiagudos que en otras imágenes. Incluso los pukao se muestran muy bien trabajados, destacando el de la primera estatua con una forma cónica poco corriente.
En el lado derecho del ahu, aparecen restos de otros pukao y un moai tendido cara arriba bastante erosionado. Este último tiene las cuencas de los ojos sin tallar, por lo que es posible que nunca fuera erigido sobre la plataforma. Más a la derecha, junto a los restos de los cimientos de una casa bote o hare paenga, hay otra cabeza de forma redondeada sobre el suelo, perteneciente a una estatua más antigua. Por los restos encontrados, se cree que unos 12 moai formaron parte en algún momento de la plataforma, aunque probablemente nunca hubo más de ocho sobre el ahu al mismo tiempo
Cabezas recicladas, petroglifos y tatuajes

Se sabe que los ahu eran frecuentemente reconstruidos a lo largo del tiempo. Estos ajustes y modificaciones en la plataforma habrían permitido a los nuevos jefes hacer cambios visibles para distinguirse de sus predecesores, añadiendo nuevos detalles a la construcción o reconstruyendo completamente el ahu.
La posición algo retirada del Ahu Nau Nau de la orilla de Anakena, permite observar con facilidad el muro posterior de la plataforma, algo que no ocurre en la mayoría de los otros sitios de la isla, ya que se levantan sobre los poco accesibles acantilados de la costa.
La vista de este admirable trabajo en piedra resulta casi más interesante que su parte frontal debido a sus peculiaridades únicas. Aquí se pueden apreciar los elementos añadidos durante las diferentes fases históricas.
Destaca una antigua cabeza de moai incorporada en posición horizontal que mira al espectador. Según una teoría, piezas como ésta podrían haber sido traídas de otros ahu o reutilizadas del ahu anterior para que transmitiera el mana o poder sagrado existente en la antigua piedra. O tal vez, al ser una imagen antigua o una representación de un ancestro perteneciente a un clan rival, no le otorgaron ningún valor especial y la usaron como simple material de construcción. Tal vez nunca lo sepamos.

En el muro posterior del ahu Nau Nau destacan también una serie de petroglifos tallados en alto relieve muy interesantes. De izquierda a derecha, se distinguen en primer lugar, sobre una gran piedra partida, las figuras de dos aves en vuelo.
A continuación, bajo el resto del medio torso de moai, hay una piedra medio enterrada en la arena que representa a dos figuras humanoides de grandes orejas en posición vertical. Por último, bajo el cuarto moai cerca de la cabeza reciclada, se muestra un relieve parecido al anterior pero en este caso, la única figura aparece en posición horizontal y lleva una larga cola. Según las interpretaciones podrían representar a seres mitológicos como el tangata moko u hombre lagarto, o tal vez al dios Tane con forma de mono.

Las espaldas de los moai también llaman la atención por su decoración con diseños geométricos en relieve. Se distingue una especie de cinturón a la altura de las caderas, símbolos en forma de M o Y, así como espirales sobre los glúteos que podrían representar tatuajes o pinturas corporales.
Estos diseños no son frecuentes en los moai hallados en las plataformas. Se han encontrado relieves similares en algunas estatuas desenterradas en la cantera del volcán Rano Raraku y en la espalda del famoso moai Hoa Hakananai’a que se hallaba en Orongo y que ahora se exhibe en el Museo Británico de Londres.
El ojo de coral que cambió la historia

Durante los trabajos de restauración llevados a cabo en 1978 por el equipo de Sergio Rapu, se hizo un descubrimiento sorprendente. La arqueóloga pascuense Sonia Haoa encontró fragmentos de coral blanco y un disco de escoria roja mientras excavaba cerca de un moai derribado y semienterrado en la arena. Los restos encontrados, una vez ensamblados, formaron un ojo de unos 35 cm de largo, que se ajustaba perfectamente a la cuenca vacía del moai.
Este hallazgo marcó un hito en el conocimiento que se tenía sobre los moai. Hasta ese momento, se pensaba que las cuencas de los ojos de las estatuas habían estado vacías.
El antropólogo William Mulloy ya había encontrado fragmentos de ojo similares en sus excavaciones en Vinapu en la costa sur realizadas 20 años antes, pero se creyó que eran trozos de un plato realizados en coral.
Desde el descubrimiento de Sonia Haoa, se han encontrado más restos de ojos de coral en otros lugares de isla de Pascua. Un total de 57 trozos de ojos de moai fueron descubiertos durante la excavación de 1978 en Ahu Nau Nau, muchos de los cuales aún tienen marcas de las herramientas utilizadas para su fabricación.
Los cuatro fragmentos que forman el ojo casi completo se exhiben actualmente en el Museo Antropológico Sebastian Englert de Isla de Pascua.
Ahu Ature Huki, el primer moai erigido

En el lado derecho de la gran plaza que mira al mar a los pies del cerro Maunga Hau Epa, se encuentra el Ahu Ature Huki. Pocos visitantes se acercan a ver esta plataforma que contiene un solitario moai, más robusto y antiguo que sus admirados vecinos del Ahu Nau Nau. Sin embargo, esta erosionada figura tiene una gran importancia, ya que fue el primer moai que se volvió a levantar en la isla en tiempos modernos. La idea surgió del célebre explorador noruego Thor Heyerdahl, que durante su estancia en la isla de 1956 resumida en su libro “Aku Aku”, animó a varios isleños a levantar la estatua para probar sus teorías.
Para dicha tarea se necesitaron una docena de hombres, postes de madera, piedras y cuerdas. Fueron levantando gradualmente la gigantesca estatua sobre un cúmulo de piedras haciendo palanca con los maderos hasta que pudieron asentarla en su lugar después de dieciocho días de esfuerzo. Este método de trabajo inspiró a William Mulloy para reconstruir otras plataformas, en especial la de Ahu Akivi.
Consejos para visitar Ahu Nau Nau

La visita del Ahu Nau Nau se puede hacer contratando alguno de las excursiones que ofrecen la mayoría de las agencias de turismo de la isla. Este sitio arqueológico suele estar incluido en alguno de los tours de día completo, que cuentan con guía y transporte, donde se visitan además otros lugares de interés.
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La otra opción es contratando un guía acreditado o un anfitrión rapa nui mayor de edad, requisito indispensable para visitar los sitios arqueológicos desde agosto de 2022.
En cualquiera de los casos, es necesario comprar con antelación la entrada al Parque Nacional Rapa Nui para poder ingresar al recinto. La entrada tiene una validez de 10 días para recorrer los diferentes sitios arqueológicos, los cuales se pueden visitar varias veces, a excepción de Orongo y la cantera del volcán Rano Raraku que solo puede realizarse una única vez.
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Aunque en Ahu Nau Nau existe un quiosco de información del Parque Nacional, no es necesario presentar el ticket, pero éste puede ser requerido en cualquier momento por los guardaparques, así que es conveniente tenerlo a mano.
Tampoco existe un control de acceso ni un horario de apertura y cierre debido a que el área arqueológica se encuentra en la playa Anakena que es de uso público. De modo que los locales y visitantes pueden transitar libremente siempre que se respeten las normas del Parque Nacional.
Los visitantes pueden hacer uso de los servicios higiénicos ubicados en el estacionamiento y comprar comida o bebida en los puestos situados en el lado izquierdo de Anakena. También pueden llevar su propio picnic y disfrutarlo en el área reservada para ello bajo las palmeras.
El mejor momento para visitar el Ahu Nau Nau y hacer fotografías es por la mañana temprano, cuando el sol ilumina las caras de las estatuas, y suele haber menos turistas. Sin embargo, cualquier visita al lugar resulta mágica, en especial cuando se disfruta de un baño en la playa, sintiéndose acompañados por estos bellos gigantes desde su plataforma.
Cómo llegar al Ahu Nau Nau

Llegar al Ahu Nau Nau es muy sencillo. Anakena se ubica a 18 kilómetros al noreste de Hanga Roa. En auto son aproximadamente 20 minutos desde Hanga Roa si se sigue la única carretera que atraviesa la isla. Otra opción mucho más lenta es tomar la carretera de la costa, que está en peores condiciones, a cambio de disfrutar del paisaje y tener la posibilidad de ir parando en los hitos arqueológicos del camino.
También es posible ir en taxi, por unos 20.000 pesos (unos US$30). En este caso es necesario coordinar previamente con el taxista a qué hora debe pasar a recogernos, ya que en la zona no hay cobertura de telefonía móvil y sería imposible contactar con él después de que se haya marchado.
Otras opciones de transporte
Otra alternativa bastante recomendable es ir en bicicleta. Es posible alquilar bicis en Hanga Roa donde además proveen a los clientes de mapas y todo lo necesario para sus recorridos.
El trayecto de ida tarda aproximadamente 1 hora y media haciéndolo con calma y es mejor tomar la misma carretera que cruza la isla, ya que la última parte es una bajada bastante pronunciada y agradable. De vuelta, lo mejor es tomar el camino de la costa porque de lo contrario esa bajada se convierte en una subida muy exigente. Aunque el camino de la costa es más largo (aproximadamente 2 horas y media) ofrece la posibilidad de disfrutar de la brisa marina y la vista de los acantilados durante todo el trayecto, además se puede ir parando en la mayoría de los yacimientos arqueológicos de la isla que se encuentran en este lado de la costa.
El tramo que va entre Anakena y Ahu Tongariki no está en muy buen estado, pero a partir de allí toda la carretera está asfaltada. Hay muy pocos vehículos en la isla por lo que el tráfico no será un problema.
La protección que ofrece la pequeña bahía de Anakena hace que muchos veleros y barcos de recreo elijan este lugar como fondeadero. Por lo que también es posible llegar por mar.
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