Ahu Te Peu, un lugar de leyenda

Ahu Te Peu es un importante yacimiento situado en la costa noroeste de la isla que presenta un gran valor arqueológico e histórico. Los restos que se encuentran aquí han permanecido prácticamente intactos desde que los antiguos habitantes abandonaron el lugar. Este hecho ofrece una gran oportunidad para los científicos para poder realizar estudios y extraer conclusiones del antiguo modo de vida de los rapanui.
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Elementos de una antigua aldea

En Ahu Te Peu se hallan las ruinas de lo que fue una antigua gran aldea que se extendía desde el actual camino costero hasta el borde del acantilado. En esa franja, de unos doscientos metros de anchura, aparecen varias construcciones típicas que formaban parte de la mayoría de los antiguos asentamientos isleños.
Si se desciende por la izquierda desde el pequeño estacionamiento, donde está la señal que indica el lugar, se pueden observan varios manavai. Estas estructuras circulares de piedra eran utilizadas para cultivar diferentes plantas al abrigo de los vientos y mantener así la humedad. Se cree que este método de cultivo está inspirado al observar el ecosistema que se crea en los cráteres de los volcanes como el Rano Kau o el Rano Raraku, en cuyo interior abunda la vegetación.
Próximo a los manavai se distingue un bloque rectangular de piedras con una pequeña abertura. Se trata de un hare moa o gallinero. Otra construcción infaltable en las aldeas que servía para encerrar por la noche a las preciadas aves, introduciéndolas por su único agujero. Así se evitaba el robo de uno de los ingredientes principales de la dieta y suministro de plumas utilizadas en el atuendo.
La casa de un rey de leyenda

Continuando el recorrido por la derecha, en dirección al mar, se aprecian los cimientos de varias hare paenga o casas-bote, denominadas así porque su alargada planta elíptica recuerda a la de una embarcación. Aquí se encuentra la casa-bote más grande de toda la isla, con una longitud que alcanza los 43 metros y que algunos relacionan con la llamada Tore Tahuna, vivienda del famoso Ariki Tu’u Ko Ihu.
Ariki Tu’u Ko Ihu es un personaje muy importante en la tradición oral de la isla, ya que además de estar casado con Ava Rei Pua, la hermana del primer rey Hotu Matu’a, protagonizó varios episodios sorprendentes recogidos en varias leyendas. La más famosa es la que cuenta que después de que el Ariki Tu’u Ko Ihu observara a unos extraños espíritus en varios lugares de la isla, regresó a su casa donde talló en madera sus cuerpos, dando origen a una de las figuras más célebres y representativas de Rapa Nui, el moai Kava Kava.
Un gran trabajo megalítico

Frente al acantilado se hallan los restos de dos ahu o plataformas donde se levantaban varios moai. Las construcciones están bastante deterioradas y se observan varias estatuas partidas con las cabezas semienterradas.
Estas imágenes abandonadas junto con la soledad del lugar, interrumpida solo por el trote de algunos caballos salvajes, transmiten la sensación novelesca de estar ante los vestigios de una antigua civilización perdida.

La parte posterior de la plataforma de la derecha presenta un imponente muro con enormes bloques de piedra ensamblados con maestría. Este trabajo megalítico recuerda a la técnica usada en la famosa pared de Vinapu, pero sin alcanzar la misma perfección.
Formando parte de las plataformas, se encuentran varias piedras con agujeros que pertenecieron a los cimientos de antiguas casas-bote, y que fueron reutilizadas como material de construcción. Aquí también se hallan derribados boca abajo, varias cabezas y cuerpos de moai de pequeño tamaño.
Dos hermanos unidos por el sol

Cuenta la tradición que poco después de su muerte, el rey Hotu Matu’a fue trasladado y enterrado en Akahanga (donde actualmente se encuentra el ahu Akahanga). Su hermana Ava Rei Pua, esposa del mencionado Ariki Tu’u Ko Ihu, fue enterrada en Te Peu, su lugar de residencia.
Investigaciones recientes han establecido una relación astronómica y geométrica entre estos dos yacimientos. Los dos sitios donde fueron sepultados ambos hermanos de origen real, están ubicados en los extremos de un eje que marca el amanecer del solsticio de verano y el atardecer del solsticio de invierno, relacionando simbólicamente su lugar de descanso con el ciclo solar anual.
Se ha comprobado que al observar el atardecer del solsticio de invierno desde Akahanga, ubicado en la costa sudeste de la isla, el ultimo rayo de sol se pone en dirección a Te Peu, donde la tradición señala está la tumba de la reina Ava Rei Pua. Y del mismo modo, al situarse en Te Peu al noroeste de la isla, es posible ver el sol salir en dirección de Akahanga, tumba del rey Hotu Matu’a, al amanecer del solsticio de verano.
Este hecho tal vez sea sólo producto de una simple coincidencia geográfica. Aunque visto desde un punto de vista más místico y sentimental, tal vez muestre cómo los antiguos rapanui utilizaron sus conocimientos de geometría y astronomía para unir simbólicamente la última morada de dos hermanos tan trascendentales en la historia de la isla.
Punto de partida de la costa norte

Además de su gran relevancia histórica, Ahu Te Peu simboliza la puerta de acceso a la indómita costa norte de la isla, una zona solitaria, que se mantiene casi virgen ya que apenas es visitada por los turistas. El recorrido bordea la ladera inferior del volcán Terevaka, pasa por Hanga Oteo al norte y termina en la playa de Anakena después de más de 6 largas horas de caminata. Se pueden ver muchos restos de ahu, moai, cuevas y petroglifos, pero dado que prácticamente no hay camino y la señalización de estos hitos es nula, es posible que se pasen por alto muchos de ellos. Así que es recomendable realizar esta interesante aventura acompañado por un guía.
Cómo llegar al Ahu Tepeu
Ahu Te Peu se sitúa en el camino que bordea la costa norte, a un kilómetro al norte de Ana Te Pora, y a otro kilómetro al noroeste de Ana Te Pahu, la cueva de los plátanos.
Sólo se puede llegar caminando o en bicicleta por el camino que comienza en Ahu Akivi y que forma parte del llamado circuito Te Ana o de las cuevas que incluye la visita a Ana Te Pahu, Ana Te Pora y Ana Kakenga.
Otra opción es tomar el sendero que comienza en Ahu Tahai y que pasa por Hanga Kio’e. El recorrido, que tiene una longitud aproximada de 6 km y una duración de una hora y cuarto, permite disfrutar de la brisa marina y las hermosas vistas de los acantilados de la costa.
En cualquier caso, es necesario presentar el ticket de acceso al Parque Nacional en los puestos de control que se encuentran en los puntos de inicio de ambos recorridos.